miércoles, 30 de marzo de 2011

¡Ahora todo cierra!

A fines prácticos, aclaremos las palabras claves del último texto citado, para lograr una mayor comprensión de los términos empleados, y el nombre mencionado.

Vamos por partes:

¿Qué es el petróleo?

El petróleo es una sustancia oleosa de color muy oscuro, compuesto de hidrógeno y carbono, y se lo llama "hidrocarburo". Puede hallarse en estado líquido (se llama "aceite crudo") o en estado gaseoso (se llama "gas natural"). El petróleo se emplea como combustible y materia prima para la industria química.
El petróleo y sus derivados se emplean para fabricar medicinas, fertilizantes, productos alimenticios, objetos de plástico, materiales de construcción, pinturas o textiles y para generar electricidad. Aquí reside justamente su importancia económica: el 90% de sus derivados se destinan a satisfacer las necesidades energéticas del mundo, o sea, son combustibles. Se consiguen más de 2000 derivados luego de complejos procesos, algunos de los más importantes son: la gasolina para los autos, la gasolina para los aviones, los gasóleos (para autos y calefacción), los fuelóleos (combustibles para buques, y para la industria), y el asfalto.
Esta capacidad de generar los más variados derivados que, a su vez, mueven la industria y la energía de gran parte del globo, hacen que el negocio del petróleo, sea un negocio por demás rentable.
La contracara de esta ganancia económica, reside en la contaminación que estos combustibles generan, ya sea a través de su mismísima producción, de uso diario, o como consecuencia de su derrame en los mares.

¿Qué son los trust?

"Trust" es el nombre por el que se designa a una de las formas en que se une el capital monopolista; se caracteriza por el hecho de que las empresas que lo componen pierden totalmente su independencia productiva comercial y jurídica.
Los capitalistas dueños de las empresas que se unen en el trust reciben una cantidad de acciones correspondiente a su parte y por esas perciben dividendos (un tipo de ganancia). La dirección del trust está integrada por los accionistas más poderosos, y regula toda la actividad de las empresas agrupadas en él, cierra contratos, establece los precios y los plazos de pago, distribuye los beneficios etc. El objetivo del trust estriba en obtener elevadas ganancias monopolistas y lograr una mayor estabilidad en la lucha competitiva.
Los primeros trusts aparecieron en los Estados Unidos en la última década del siglo pasado y luego se extendieron también en otros países capitalistas. La existencia de los trusts y otras formas de asociaciones monopolistas no elimina la competencia capitalista sino todo lo contrario: la acentúa y endurece. Los trusts dominan en las ramas fundamentales de la industria de las potencias capitalistas y constituyen el núcleo del capital financiero.
La primera combinación que adoptó esta forma fue la Standard Oil Trust, fundada en 1882. En 1890 el Acta Sherman declaró ilegales a los trusts en los Estados Unidos.


¿Quién fue John Davison Rockefeller?

Este hombre fue un empresario industrial y filántropo estadounidense. Nació en 1839 en Florida, y murió en Nueva York en 1937. A los 6 años se trasladó con su familia a Cleveland (Ohio); justamente allí, en 1863, adquirió su primera refinería de petróleo, y en 1870 fundó la Standard Oil Company. Ésta compañía, con el correr de los años, fue absorbiendo a la competencia hasta formarse, en 1882, la Standard Oil Trust: el primer monopolio del mundo. Las agresivas prácticas de comerciales de la Standard Oil y la abierta hostilidad pública hacia los monopolios, condujo a la aprobación de la mencionada Sherman Antitrust Act en 1890 por parte del congreso de los Estados Unidos. Dos años más tarde la legislación de Ohio también penalizaba dicha práctica, debiendo Rockefeller establecer la Standard Oil Company en Nueva Jersey, que existió hasta 1911 cuando la Corte Suprema de Justicia consideró que era un monopolio y debía disolverse.
Se estima que la fortuna personal de Rockefeller llegó a alcanzar los 1.000 millones de dólares. Como bien mencionamos, era filántropo (para que sepamos, filantropía significa el amor al género humano y todo lo que a la humanidad respecta, particularmente, en su forma positiva y constructiva, expresado en la ayuda a los demás sin que necesariamente se requiera de un intercambio o interés alguno en una respuesta). Por esta condición, sus aportaciones en este campo alcanzaron los 550 millones. De éstos, el 80% fue a parar a cuatro organizaciones caritativas creadas por Rockefeller: la Fundación Rockefeller, la General Education Board, el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica (hoy Universidad Rockefeller) y la Laura Spelman Rockefeller Memorial, creada en 1918 y absorbida por la Fundación Rockefeller en 1929.
A pesar de ser una figura controvertida, su legado mas importante es la imagen del "empresario tipo" que dejó instalada en la sociedad. Para cualquier persona con ansias de riqueza, sin duda alguna, el es EL ejemplo a seguir.


La conexión Petroleo-Rockefeller-Trust se vuelve evidente. Espero esto nos sirva para entender un poco más, solo un poco más, al Dios dinero y a sus fundamentos básicos.

lunes, 28 de marzo de 2011

John D. Rockefeller: el dios dinero


En el principio hice la luz con farol de queroseno, Y las tinieblas, que se burlaban de las velas de sebo o de esperma, retrocedieron, Y amaneció y atardeció el día primero.
Y el día segundo Dios me puso a prueba y permitió que el demonio me tentara ofreciéndome amigos y amantes y otros despilfarros.
Y dije: “Dejad que el petróleo venga hacia mí”. Y fundé la Standard Oil. Y vi que estaba bien y amaneció y atardeció el día tercero.
Y el día cuarto seguí el ejemplo de Dios. Como Él, amenacé y maldije a quien me negara obediencia; y como Él apliqué la extorsión y el castigo. Como Dios ha aplastado a sus competidores, así yo pulvericé sin piedad a mis rivales de Pittsburg y Filadelfia. Ya los arrepentidos prometí perdón y paz eterna.
Y puse fin al desorden del universo. Y donde había caos, hice organización. Y en escala jamás conocida calculé costos, impuse precios y conquisté mercados. Y distribuí la fuerza de millones de brazos para que nunca más se derrochara tiempo, ni energía, ni materia. Y desterré la casualidad y la suerte de la historia de los hombres. Y en el espacio por mí creado no reservé lugar alguno a los débiles ni a los ineficaces. Y amaneció y atardeció el día quinto.
Y por dar nombre a mi obra inauguré la palabra trust. Y vi que estaba bien. Y comprobé que giraba el mundo alrededor de mis ojos vigilantes, mientras amanecía y atardecía el día sexto.
Y el día séptimo hice caridad. Sumé el dinero que Dios me había dado por haber continuado su obra perfecta y doné a los pobres veinticinco centavos. Y entonces descansé.

Fragmento de "Memoria del fuego" de Eduardo Galeano.


AMPLIAREMOS

jueves, 24 de marzo de 2011

Error de conceptos


A lo que todos ya sabemos, y contra lo que todos estamos en contra, quisiera agregar un breve comentario: ellos tomaron el poder con la intención de "disciplinar" a una sociedad adolescente, bandeada de lado a lado por conflictos internos, por diferencias políticas que parecían irreconciliables. Es evidente que en ese sentido sentido estaban en lo cierto: la sociedad argentina en 1976 era una sociedad en el que las tensiones se hacían presente a diario; sin embargo, y en este punto estamos todos de acuerdo, los medios para alcanzar ese fin distaron en años luz de ser los indicados.
Si hay algo que la historia nos enseña es a crecer, a intentar evitar que ella misma sea cíclica. Sabemos que el "terrorismo de estado" es un arma que genera un mal infinitamente mayor al "fin noble" que intenta alcanzar.

Que el NUNCA MAS se cumpla, depende de que esto no se tome como una frase hecha, sino como una lección que todos debemos aprender y aprehender, y que depende mucho más de nosotros de lo que pensamos.

miércoles, 23 de marzo de 2011

lunes, 21 de marzo de 2011

Simón dice:


"Hacen pasar al autor por loco. Déjesele trasmitir sus locuras a los padres que están por nacer.
Se ha de educar a todo el mundo sin distinción de razas ni colores. No nos alucinemos: sin educación popular, no habrá verdadera sociedad.
Instruir no es educar. Enseñen, y tendrán quien sepa; eduquen, y tendrán quien haga.
Mandar recitar de memoria lo que no se entiende, es hacer papagayos. No se mande, en ningún caso, hacer a un niño nada que no tenga su "porque" al pie. Acostumbrado el niño a ver siempre la razón respaldando las órdenes que recibe, la echa de menos cuando no la ve, y pregunta por ella diciendo: "¿Por qué?". Enseñen a los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el porqué de lo que se les manda hacer, se acostumbren a obedecer a la razón: no a la autoridad, como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.
En las escuelas deben estudiar juntos los niños y las niñas. Primero, porque así desde niños los hombres aprenden a respetar a las mujeres; y segundo, porque las mujeres aprenden a no tener miedo a los hombres. 
Los varones deben aprender los tres oficios principales: albañilería, carpintería y herrería, porque con tierras, maderas y metales se hacen las cosas más necesarias. Se ha de dar instrucción y oficio a las mujeres, para que no se prostituyan por necesidad, ni hagan del matrimonio una especulación para asegurar su subsistencia.
Al que no sabe, cualquiera lo engaña. Al que no tiene, cualquiera lo compra."


Simón Rodríguez, maestro de Simón Bolívar, fue un vanguardista de la educación de su tiempo. Como todo vanguardista, fue considerado un loco. Como todo vanguardista, fue marginado y condenado al olvido.
La historia oficial, la escrita por la pluma de los vencedores, se encarga de que los verdaderos héroes no salgan a la luz. Sí es que llegan a salir, será como tiranos o como villanos que atentaron contra la tradición de su época.

domingo, 20 de marzo de 2011

¿Qué pasa en Libia?

Hablemos un poco, desde nuestra sana ignorancia, del conflicto bélico y político-social por el que Libia, país situado al norte de África y limítrofe con el mar mediterráneo, esta pasando.


Este conflicto tiene su antecedente inmediato en las protestas en el mundo árabe, conocidas (por los medios) como “la revolución democrática árabe”. ¿Qué es esto?
Copiemos y peguemos, y creamos que esto es valido, o al menos, verosímil:
La revolución democrática árabe es considerada la primera gran oleada de protestas laica y democrática del mundo árabe en el siglo XXI. Las protestas, de índole social y en el caso de Túnez, apoyada por el ejército, estuvieron causadas por unas condiciones de vida duras arraigadas en el desempleo, a lo que se añadían regímenes corruptos y autoritarios cuyo mal hacer fue revelado por las filtraciones de Wikileaks. Estos regímenes, nacidos de los nacionalismos árabes de entre las décadas de 1950 y 1970, se fueron convirtiendo en gobiernos represores que impedían una oposición política creíble que dio lugar a un vacío llenado por movimientos islamistas de diversa índole. Otras causas de las malas condiciones de vida, además del desempleo y de la injusticia política y social de sus gobiernos; radican en la falta de libertades, la injusticia social, la alta militarización de los países y la falta de infraestructuras en lugares donde todo el beneficio de economías crecientes va a parar a manos de unos pocos corruptos. 
Como resultado de estas revueltas cayeron los regimenes autoritarios en Tunez y en Egipto. En estos países, el común denominador de las protestas fue la falta de libertad de expresión y garantías democráticas. Esta fiebre democrática se va propagando hacia otros países del mundo árabe, como por ejemplo, LIBIA.
El país libanés esta gobernado por Muamar el Gadafi (militar y político libio, líder de facto de su país desde el 1 de septiembre de 1969), un controversial personaje asociado generalmente con el terrorismo y el autoritarismo represivo. Justamente por esta fama, por las ideas infiltradas, gracias a la globalización, desde occidente, y por una incipiente necesidad de libertad de expresión y de reformas referentes a los derechos humanos, se vienen produciendo, desde principio de año, una serie de disturbios en Trípoli (capital de Libia), que se han ido extendiendo hacia otras ciudades del país. Los opositores al régimen de el Gadafi ansían con que el líder deje el poder y con que haya un recambio político que conlleve un cambio social. En respuesta a estos reclamos, el líder se mantiene firme en su postura de quedarse en el poder, y acusa a las potencias occidentales de querer derrocarlo, con fines político-económicos, favorables para las mismas.
A causa de este malestar, dentro del consejo de seguridad de la ONU, las principales potencias occidentales (EE UU, Francia y Gran Bretaña) apoyaron la intervención militar en el conflicto con el objetivo de que darle un fin al mismo y resguardar la integridad de los civiles involucrados.  Por ello, el sábado pasado se produjo una serie de bombardeos aéreos contra algunas bases y focos de resistencia de el Gadafi y sus seguidores. Según algunos medios, estos bombardeos arrojaron un saldo de 64 muertos y 150 heridos. Mas allá de que las cifras sean correctas o no, ya el hecho de que haya un muerto, es un hecho lamentable.
Se perfila una suerte de guerra civil dentro de Libia, entre quienes apoyan al régimen y quienes están en contra. El gobierno libanés declaró que se van a entregar armas a los ciudadanos para que defiendan al país antes las potencias extranjeras (ante el nuevo “nazismo”, en palabras de el Gadafi).
Las hostilidades parecen recién empezar. Sin bien el desenlace del conflicto resulta incierto, es más que seguro que, a medida que las fuerzas en juego se vayan involucrando cada vez más, la tensión tenderá a recrudecerse cobrándose más victimas y generando un malestar social, cada vez mas profundo.

Ahora bien, si bien resulta condenable el régimen de el Gadafi por su autoritarismo, su represión a la libertad de expresión, su asociación con grupos terroristas, y su afán de perpetuar el poder, surgen ciertos interrogantes relacionados con la intervención de las potencias occidentales (con EE UU a la cabeza) en el conflicto.
No es mi objetivo ahondar en las misiones militares norteamericanas en medio oriente, pero es de público conocimiento que, a partir de la caída de las torres gemelas, los ataques contra ciertos países de la zona, han sido constantes. Estas misiones han tenido por objetivo formal la colaboración en la caída de los regimenes considerados autoritarios y el establecimiento de la democracia en estos países. Pero sabemos también que como objetivo real, estas misiones han tenido por objetivo la conquista de esos territorios, ricos en cuanto a petróleo y minerales esenciales para la generación de ganancias económicas.
Puede interpretarse como una simple casualidad, pero ¿saben ustedes donde reside el fuerte de la economía libanesa? Adivinaron: en el petróleo. Libia “tiene abundantes recursos de petróleo, con bajo contenido de azufre, que le proporcionan ingresos muy importantes que combinados con baja población lo han convertido en el país más rico de África”.

Planteemos, entonces, la pregunta. La intervención de las potencias de occidente en el conflicto libanés ¿se debe a que quieren contribuir a restablecer el orden institucional del país, garantizando el bienestar de los ciudadanos, de sus derechos y libertades? O a que ¿tienen intereses económicos que hacen que este país sea un foco de interés con recursos provechosos para sus propias ganancias?

La duda, queda instalada.