jueves, 18 de agosto de 2011

Hoy: el descubrimiento de América


Es una frase que nos sigue haciendo ruido siempre que la escuchamos. Decimos: “A América no la descubrió nadie” e inmediatamente sentimos una suerte de repudio a ese hombre tan aclamado y condecorado que fue Cristóbal Colón.
Pero para no pecar de zonsos, hablemos con propiedad: los noruegos la habían visitado mucho tiempo antes que el susodicho comerciante, y América no se llamaría América si no hubiese existido un explorador invasor llamado Américo Vespucio.
Lo de Colon es historia conocida: desembarca en nuestro continente en 1492 e inicia el doble proceso de saqueo y cristianización de los nativos (por supuesto, consideradas como inferiores, incivilizadas y salvajes). Pero América fue descubierta por alguien en algún momento y, créanme, no fue por Cristóbal Colon y mucho menos en el siglo XI.
Los registros arqueológicos, nos indican que los primeros que pisaron este suelo lo hicieron hace aproximadamente 13.000 años. ¿De dónde vinieron? la hipótesis predominante sostiene que lo hicieron desde el extremo oriental de Siberia, atravesando una suerte de largo y ancho puente Inter-continental, llamado Beringia, que conectaba a ese extremo de Asia con la actual Alaska.
Una vez entrados los pobladores en este continente, el desplazamiento fue de norte a sur, pero siempre teniendo en cuenta que fue un proceso lento y para nada lineal, es decir, fue en todas las direcciones. Las condiciones climáticas fueron haciendo que ciertas zonas sean habitables, y otras dejen de serlo y, por tanto, que ciertas poblaciones se asienten en ciertos lugares y no en otros.
Con el correr de los milenios, se fueron perfeccionando las formas de vivencia y supervivencia en lo relativo a la caza, al hogar y al arte hasta alcanzar formas de sociedad altamente civilizadas (para ponerlo en términos modernos) con una buena organización económico-social.
Pero un mal día, hace unos cinco siglos, el destino les jugó una mala pasada y la barbarie desembarcó en sus costas. Y ya nada sería igual, nunca.

miércoles, 17 de agosto de 2011

José Francisco de San Martín


Yapeyú, Virreinato del Río de la Plata, 25 de febrero de 1778 - Boulogne-sur-Mer, Francia, 17 de agosto de 1850.


martes, 16 de agosto de 2011

Hoy: Los primeros papeles con valor


Siguiendo con este popurrí histórico, de saltos tempo-espaciales insospechados, veamos cómo fueron los primeros billetes emitidos en nuestro país.
Estos billetes fueron emitidos durante la presidencia de Roca (sí, el de los 100 pesos de hoy) y recibieron el nombre de “Peso moneda nacional” (m$n)
¿Su objetivo? Unificar el sistema monetario en el país, ya que había varios tipos de monedas y además circulaban libremente monedas extranjeras. Mediante la ley 1.130 sancionada en 1881, se determinó que la unidad monetaria fuese el peso de oro y plata y que los bancos de emisión debían renovar toda su emisión de billetes a moneda nacional  (recordemos que durante estos años se estaba llevando a cabo la consolidación del estado argentino de la mano del “progreso” que implicaba tomar este tipo de medidas)
¿Quién los emitía? El, entonces, Banco Nacional el cual, a partir de 1891, pasó a ser el Banco de la Nación Argentina.     
¿Su vigencia? Desde 1881 hasta 1969.

 

Como vemos, los billetes de cinco centavos (en sus dos versiones) llevan la imagen del ex presidente (el anterior a Roca) Nicolás avellaneda cuya presidencia fue marcada, principalmente, por  la federalización de la Ciudad de Buenos Aires (o sea, que Capital Federal sea el centro político-económico-administrativo que es hoy día) y por la campaña al desierto, esa oscurísima mancha de la historia Argentina.


Los billetes de diez centavos llevan la imagen de quien hoy esta en los billetes de 50 pesos: el padre de la educación y el enemigo de la barbarie, Domingo Faustino Sarmiento. Personaje central para esta época, Sarmiento también era un ex presidente y el ícono de la penetración ideológica del estado, con todas las controversias que generaron sus pensamientos que se plasman en su, tan leído por los educandos de primaria, “Facundo”.

 

Los billetes de veinte centavos llevan la imagen de quien hoy esta en los billetes de 2 pesos: el primero conservador, después rebelde, y después conservador: Bartolomé Mitre. Éste empieza a pisar fuerte desde que cae Rosas, primero como aliado y después como enemigo de Urquiza, a quien derrotó en Pavón en 1861. Dos años más tarde, se convertirá en el primer presidente de las “presidencias fundadoras” (junto con los ya mencionados Sarmiento y Avellaneda). Durante ésta hizo varias cosas, probablemente la más famosa sea la participación de la Argentina en la guerra de la triple alianza contra el Paraguay, otro oscurísima mancha no solo de la historia Argentina, sino de la Latinoamericana. Fue el primer historiador de la Argentina y el fundador del conocido diario “La Nación”.



Finalmente, en el billete de más valor, el de 50 centavos, encontramos la figura de quien derrocó a Rosas en 1852 en la batalla de Caseros: Justo José de Urquiza. Este, ante todo comerciante, fue el mayor caudillo de la provincia de Entre Ríos, y el primer presidente formal de la república (lo del sillón de Rivadavia es puro cuento, ya que para mediados de 1820, la Argentina era cualquier cosa menos una nación unificada). Participó en la guerra del Paraguay del lado del bando aliado (siendo un proveedor de insumos más que otra cosa) y fue asesinado en su casa (el palacio San José, en el que vivía con sus múltiples hijos) luego de haberle hecho un guiño al mayor enemigo de los federales: el del billete de diez centavos, Sarmiento

Quienes repudiamos que figuras como Roca y cuestionamos que Mitre o Sarmiento estén en los billetes, hoy nos enteramos que desde su mismísima fundación, la historia de los billetes argentinos encierra matices por demás cuestionables.
 

viernes, 12 de agosto de 2011

Hoy: Ing. Maschwitz

Carlos Maschwitz Nace en Buenos Aires el 7 de mayo de 1862. Hijo de Eduardo Maschwitz, primer Gerente del Banco de Londres y Río de la Plata, fundador y primer Gerente del Banco Alemán Trasatlántico (léase bancos importantes en la época).
¿Qué hizo? Como tenía una buena posición económica, pudo graduarse de ingeniero y de inmediato tomó parte en los primeros trabajos para la construcción del puerto de La Plata. En 1885, la empresa que construía el ferrocarril pacífico lo designó como ingeniero inspector; en esa gestión terminó dicho ramal ferroviario. Más tarde, fue ingeniero jefe en los trabajos de agua corriente de Capital Federal a la vez que dictaba clases de física en el Colegio Nacional de Buenos Aires. En 1890, lo nombraron presidente de la oficina de ingenieros de estado de la provincia de Buenos Aires, cargo que ocupó hasta 1893. En 1891 fue designado profesor de hidráulica de la facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (o sea, exactas) de la UBA. Cuatro años más tarde, en 1895, fue nombrado presidente de la dirección general de ferrocarriles, cargo que ocupó durante los siguientes tres años.
En 1906 se dedicó a la actividad privada siendo nombrado ingeniero del ferrocarril Sud. Estuvo un año, y renunció ya que lo designaron ministro de obras públicas de la nación (durante la presidencia de Figueroa Alcorta). En esta etapa, en la que trabajó junto al Ing. Mitre, indujo a que se sancionara la Ley Ferroviaria nº 5312 (la ley ferroviaria de mayor trascendencia) y fue uno de los gestores de la ley 5315, base impulsora de la red vial del país. Pero como a otros tantos cargos, renunció: lo hizo en Octubre de ese mismo año, por divergencias internas, y fue suplantando por Ramos Mexía.
Mientras era presidente del centro argentino de ingenieros (otra designación más y van…), viajo a Europa con su esposa. Durante ese viaje sufrió un accidente automovilístico que terminó con su vida a los 47 años de edad, un 28 de Febrero de 1910.
Uno días después, el 4 de Marzo de 1910, el mencionado Figueroa Alcorta, decretó que la parada del Km. 47 del Ferrocarril Central Argentino llevará su nombre. Años más tarde, los campos linderos serán el pueblo que también llevará su nombre

miércoles, 10 de agosto de 2011

And the Pulitzer goes to...


La guerra Hispanoamericana fue la primera guerra de los Corresponsales. Los periodistas no sólo informaban del conflicto sino que muchas veces actuaban de exploradores o espías o empuñaban el fusil en la batalla. También fue la guerra de la prensa amarilla que no dudaba en mentir, exagerar o alterar la verdad.
El fenómeno de la prensa amarilla nació en Estados Unidos donde el gusto por el escándalo llega a nuestros días. En ningún lugar del mundo las relaciones sexuales del Presidente pueden llegar a provocar tanto debate en la sociedad. En otros países, sólo provocarían una sonrisa. Al frente del nacimiento de la presa amarilla hay que colocar a dos personajes peculiares: Joseph Pulitzer y William Randolph Hearst.


Pulitzer nació en Hungría y su vocación era ser soldado pero fue rechazado por los ejércitos austro-húngaro, francés e inglés. Cuando estalló la guerra civil en Estados Unidos quiso alistarse en el ejército de la Unión pero fue rechazado, quizá porque albergaran la duda de si acabaría alistado en el ejército confederado a causa de tanto cambio de bando en el pasado. En San Luis fue el propietario de un periódico local que le hizo ganar bastante dinero y, en 1883, compró el New York World convirtiéndolo en un año en un periódico de éxito por sus titulares escandalosos y sus dibujos. Pero pronto le llegó la competencia de la mano de Hearst.
William Randolph Hearst era hijo único de un propietario minero de California inculto y sin escrúpulos que, al hacerse rico, compró su escaño en el Senado de los Estados Unidos. Malcriado por su madre, Hearst desarrolló un espíritu pendenciero dado a meterse en problemas. Fue expulsado de la Universidad de Harvard.
Intentó que su padre le permitiera dirigir un periódico de San Francisco que el Senador había comprado para apoyar su carrera política. Durante un año trabajo en el World de Pulitzer y, a su vuelta a California, convirtió el San Francisco Examiner en el periódico de más tirada de la ciudad a base de sus escandalosos titulares. En 1895 compró el New York Journal con la idea de competir con Pulitzer. Ambos se enzarzaron en una carrera de titulares escandalosos, noticias falsas, etc...
La técnica de Hearst era la de comprar a los periodistas de Pulitzer. Entre estos figuraba un dibujante que publicaba los domingos una tira de cómics llamada "El Chico Amarillo”. Hearst logró llevarlo al Journal. Pulitzer reaccionó contratando otro dibujante que continuó haciendo la tira del "Chico Amarillo”. Ahora había un comic de este personaje en cada uno de los periódicos. Por eso, para definir ese tipo de prensa, el serio y sesudo periódico New York Times, les denominó prensa amarilla, apelativo con el que hoy es conocida la prensa sensacionalista.

Hearst, Pulitzer y otros piratas La Prensa Amarilla.

lunes, 8 de agosto de 2011

Brevísima observación de la crisis capitalista


Leo en los diarios que el mundo entró en pánico por una probable recesión global que afectaría notablemente a todos los mercados.
Terror en las bolsas: los mercados caen, la especulación se muere de miedo.
Ahora.
No hay que ser un experto en economía para darse cuenta de que esto ya pasó, y que va a seguir pasando y, probablemente, cada vez con más frecuencia ¿Qué significa esto? que este sistema capitalista (¿suena abstracto verdad?) se esta agotando y cada vez más, muestra signos de que simplemente ya no rinde más. Simplemente sabiendo que el sistema capitalista crea dinero por el que genera deuda, la cual paga generado más dinero que, a su vez, genera más deuda, entendemos el por qué de las recurrente crisis: la deuda jamás podrá ser pagada.
Y no solo en lo económico, las diversas protestas sociales, los cambios políticos alrededor del globo son otros tantos signos de agotamientos del sistema dominante desde hace un par de siglos.
Y yendo un poco mas allá, el aumento en el calentamiento global y todas las alteraciones climáticas de los últimos tiempos son señales, no de nosotros, sino del lugar donde vivimos, de que este tan ponderado, aceptado, y hegemónico sistema no es otra cosa que un sistema autodestructivo, y no solo para quienes le dan vida, sino también para el lugar en el cual se desarrolla.
Quizás caigamos realmente en la cuenta de esto cuando ya sea demasiado tarde. Si abrimos los ojos a tiempo, aun tenemos una posibilidad de modificar este rumbo. 

viernes, 5 de agosto de 2011

Sarmiento, para la foto

Los últimos meses de la vida de Domingo Sarmiento trascurrieron en Asunción, donde había ido por motivos de salud, en busca de un mejor clima que el húmedo Buenos Aires. El sanjuanino esperaba regresar a la Argentina en la primavera de aquel año, 1888. No lo logró: el 11 de Septiembre murió acostado en su cama a las dos de la madrugada.
Su hija Faustina, producto del romance del maestro Domingo Faustino con una alumna en Chile, convocó a San Martín para que le tomara fotos. Manuel de San Martín, el fotógrafo, acudió a la casa para hacer su trabajo. Era común que en aquel tiempo se registraran las imágenes del cadáver. Intentó un par de fotos en la cama, pero la falta de luz impedía obtener la suficiente nitidez. Por lo tanto, entre todos llevaron a Domingo a la sala de estar, lo depositaron en su sillón predilecto, y allí San Martín capturó la imagen póstuma.
Cuando la foto fue difundida en Buenos Aires, se dijo que a Sarmiento la muerte lo había sorprendido mientras trabajaba la corrección de textos propios. Y aun hoy, sigue repitiéndose la versión del incansable sanjuanino, a quien solo la muerte pudo detener en sus tareas.



Historias insólitas de al historia argentina. Balmaceda.

martes, 2 de agosto de 2011

Fundación de las agencias de noticias

Napoleón fue definitivamente aniquilado por los ingleses en la batalla de Waterloo, al sur de Bruselas.
El mariscal Arthur Wellesley, duque de Wellington, se adjudicó la victoria, pero el vencedor fue el banquero Nathan Rothschild, que no disparó ni un tiro y estaba muy lejos de allí. 
Rothschild operó al mando de una minúscula tropa de palomas mensajeras. 
Las palomas, veloces y bien amaestradas, le llevaron la noticia a Londres. Él supo antes que nadie que Napoleón había sido derrotado, pero hizo correr la voz de que la victoria francesa había sido fulminante, y despistó al mercado desprendiéndose de todo lo que fuera británico, bonos, acciones, dinero. Y en un santiamén todos lo imitaron, porque él siempre sabía lo que hacía, y a precio de basura vendieron los valores de la nación que creían vencida. Y entonces Rothschild compró. Compró todo, a cambio de nada. 
Así Inglaterra triunfó en el campo de batalla y fue derrotada en la Bolsa de Valores. 
El banquero Rothschild multiplicó por veinte su fortuna y se convirtió en el hombre más rico del mundo. 
Algunos años después, a mediados del siglo diecinueve, nacieron las primeras agencias internacionales de prensa: Havas, que ahora se llama France Presse, Reuter, Associated Press... 
Todas usaban palomas mensajeras.

Espejos. Galeano.